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  • Marcos Rial

Este día lucharemos


Recemos como si todo dependiera de Dios, actuemos como si todo dependiera de nosotros, decía San Agustín. Y así fue como sucedió. En la batalla contra el asesinato de los inocentes entramos en tiempo de descuento y dimos vuelta el resultado. ¿Ganamos? Sí. ¿Salimos campeones? Claramente no. Aún falta mucho. Pero ser Iglesia militante es precisamente eso, es luchar hasta la muerte.

Es de destacar que, contra todo pronóstico, la ley no prosperó. Contra las presiones internacionales, contra el lobby feminista, contra la mentira tendenciosa de los medios, contra la supuesta opinión generalizada, contra la naturalización del crimen en las conciencias, el sí a la vida resonó tan fuerte como una gran campana abandonada que muchos habían olvidado.

“Todo lo que debemos decidir es qué hacer con el tiempo que nos es dado” dijo alguna vez un sabio, y entre los muchos frutos que nos brinda esta victoria es de remarcar el de que el rechazo de esta ley nefasta pone de manifiesto que la historia, lejos de estar escrita, depende única y simplemente de las decisiones libres que tomemos en cada momento. Cuando todo parecía apuntar a que la hora del aborto se cernía sobre Argentina, el gigante dormido despertó y dijo “hoy no”, escupiendo en la cara del destino y pateando dolorosamente al nuevo orden mundial.

Santo Tomás nos enseña que la libertad es un rasgo inherente de la naturaleza humana, que emana de las potencias racionales del hombre, la inteligencia y la voluntad. De modo que cuando obramos con libertad somos más humanos que cuando no lo hacemos. Para que la libertad sea plena debe estar iluminada por la inteligencia, esto es, mediante la verdad. Dicho de otro modo, “Sólo la Verdad os hará libres”.

La conclusión que debemos sacar de esta batalla es que siempre debemos luchar. Aunque todo parezca perdido, aunque no se vislumbre la esperanza, nunca debemos abandonar el puesto. Nunca sabemos que planes tiene reservados la Divina Providencia y debemos estar prestos para ser instrumentos de su obrar misterioso. Luchemos y Dios nos dará la victoria, al decir de Santa Juana de Arco.

“Pudiera llegar el día en que el valor de los hombres decayera, en el que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de comunidad. Pero hoy no es ese día. En que una hora de lobos y escudos rotos rubricaran la consumación de la edad de los hombres. Pero hoy no es ese día. En este día lucharemos. ¡Por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra, os llamo a luchar, hombres del Oeste!”

Marcos Rial

Director de Investigación de la SITA Joven

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